“Recoger vuestras cosas y llevároslas a casa. A partir de mañana trabajaréis en remoto. No se podrá venir a la oficina”. Este mensaje recibimos todos los empleados de la empresa a principios de Marzo del 2020.
No era algo nuevo para nosotros. Todo empleado de la empresa tenía derecho a trabajar remotamente de forma puntual. Esto facilito el cambio en la forma de trabajar, tanto para los usuarios como para quien gestionaba la infraestructura.
Faltaban manos en el mundo IT, las ofertas de trabajo aumentaban y con ellos los sueldos ofrecidos. Recuerdo que no era raro recibir entre 3 y 5 llamadas diarias de reclutadores. Video llamadas cada pocos días para realizar entrevistas. Era una locura.
Se hablaba que el teletrabajo había llegado para quedarse, en aquellos puestos que era posible. Algunas empresas, para atraer talento, lo abrazaron. Otras no estaban tan convencidas y comentaban que “por ahora teletrabajo 100%, ya se verá más adelante”.
Algunas personas aprovecharon la oportunidad y se mudaron a ciudades y pueblos menos habitados. Si había una buena conexión a Internet, podías trabajar allí. Algunos lugares de la llamada “España vaciada” vieron como llegaban urbanitas al pueblo para establecerse y vivir la vida de otra manera.
Pasados algunos meses el confinamiento se relajó y ya podíamos salir a la calle. La empresa se mudó a una oficina más pequeña y abrió puertas para quien quisiera ir, manteniendo distancias y normas de salud recomendadas (lavarse las manos, llevar mascarilla, etc.).
Se popularizó el trabajo “híbrido”, donde se especificaba los días que se tenía que ir a la oficina. Al comienzo eran 2 días a la oficina, 3 de teletrabajo, que era lo más habitual. En ese momento empezaron las primeras protestas por el lado de los trabajadores que no querían pisar la oficina. Amenazas de represalias y despidos por parte de las empresas a quien no obedeciera. Si eras fácilmente prescindible se cumplía, si no el pulso continuaba.
Conforme los días pasaban y las restricciones se iban levantando, el porcentaje de días de oficina obligatorios aumentaba, de 2 pasó a 3, posteriormente a 4. Las ofertas de teletrabajo empezaron a reducirse, siendo sustituidas por trabajo híbrido.
Empresas que habían prometido a sus empleados que el teletrabajo llegó para quedarse, cambiaron de opinión. Argumentaban motivos de baja productividad, mala organización… aunque los resultados en pandemia dijeran lo contrario. Como motivos reales se barajaban varios: presión de inmobiliarias poseedoras de oficinas, cargos intermedios que no pueden justificar su puesto con el trabajo remoto, mayor control sobre el empleado, recuperar el poder de negociación del empresario sobre el empleado.
Artículos en prensa argumentando que trabajar en remoto provocaba problemas de salud, disfunciones sociales y unas cuantas barbaridades más. Ese empeño en desacreditar esta modalidad de trabajo continúa hoy en día.
En mi caso, la empresa obligó a estar 2 días en la oficina. Protesté a RRHH por una medida que me parecía injusta. Alguien de RRHH tuvo una llamada conmigo para intentar convencerme que era lo adecuado para estar mas cerca de mis compañeros… los cuales estaban en la oficina de Madrid y yo en la de Barcelona. Fallada esta carta, se añadieron otras excusas, a cada cual más absurda. Todo para llegar a “haces lo que te digo y punto”.
En ese momento empecé a buscar un trabajo totalmente remoto. No estaba dispuesto a volver a perder más de 2 horas diarias en el viaje de ida y vuelta a la oficina. Prefería invertir ese tiempo en mi familia y amigos.
Costó un poco pero lo acabé consiguiendo. Pude plantearme cambiar de vivienda de alquiler. Me mudé a otra comunidad autónoma, el gasto en vivienda pasó de la mitad de sueldo a una quinta parte. Mi capacidad de ahorro se ha disparado.
Las ofertas actuales de teletrabajo se han reducido a mínimos, hay mucho despido en toda la industria tecnológica y los sueldos son inferiores a los que se ofrecían por entonces. Lo que ocurrió en 2020, aparte de ser una desgracia para miles de personas y familias, nos dio una oportunidad de cambiar la forma que trabajamos y, de paso, como vivimos el día a día.
Parece que han decidido que no queremos ese cambio y que siga como estaba antes de ese Marzo de 2020. Que nada cambie.
21/07/2024 - Personal